27 de febrero de 2012

Siempre hay alguien que nos va a juzgar, alguien que nos va a desaprobar como personas. Lo más gracioso, es que el veredicto viene de personas que no te conocen lo suficiente como para juzgarte, o de personas que no tienen algo más que hacer. Aprovechan cada oportunidad que tienen para tirarte abajo, derribarte, hacerte sentir que no te quieren, que estás solo. Si de algo estoy seguro, es que hay la misma cantidad de personas malas que de buenas en el mundo, y muchas veces, te vas a topar con las malas. Este último tiempo, me estuve encontrando con muchas de las malas, demasiadas quizá. Generalmente vienen camufladas, cubriendo su cara con un antifaz, hasta que se desnudan, se quitan el disfraz, y se quedan en piel natural, vistiendo la ropa que siempre tuvieron guardada y nunca se animaron a usar, cuando se quitan el maquillaje, y dejan la máscara a un lado, ahí nos topamos con la verdadera clase de persona que tuvimos todo el tiempo a nuestro lado. Nos pueden decepcionar, nos pueden sorprender, hasta pueden llegar a ser mejor de lo que pensábamos. En cierto punto, todos en algún momento usamos ese disfraz, con el que muchas veces pretendemos sentirnos cómodos, pero no nos permite ser nosotros mismos.

Manu López.



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